Proyecto productivo
"EL PROYECTO PRODUCTIVO"
Proyectos
cuyo objetivo es la producción de bienes o servicios privados destinados a la
venta o los que pueden ser comercializados o que aumenten el valor de
propiedades de titularidad privada.
PROYECTOS AUXILIABLES:
Creación,
ampliación, modernización, traslado de PYMES, excluido el sector primario.
CREACIÓN:
Los
que inicien a una actividad productiva y generen puestos de trabajo.
AMPLIACIÓN:
Los
que supongan el desarrollo de una actividad ya establecida, incrementando la
producción, o el inicio de una actividad que implique un cambio radical en el
producto o en los procedimientos de producción y, en todo caso, incrementen
nivel de empleo.
MODERNIZACIÓN:
Los
incrementen el nivel de productividad de forma sensible o mejoren el nivel de
impacto ambiental o la accesibilidad e incrementen o mantengan nivel de
empleo.
TRASLADO:
los
que planteen el desmontaje, traslado y montaje de empresas, desde el exterior
de la zona de aplicación hasta el interior, o dentro de la propia zona, siempre
y cuando realicen nuevas inversiones en activos fijos, que supongan mejora en
la productividad y en los niveles de empleo.
Por ejemplo:
-Diversificación hacia actividades no agrícolas en explotaciones agrarias.
-Fomento
de actividades turísticas.
-Servicios
básicos para la población y la economía rural.
-Actuaciones
dirigidos a aumento del valor añadido de los productos agrarios,
agroalimentarios y forestales.
¿QUÉ SON LOS PROYECTOS?
Los proyectos se inician a partir de una idea, ésta es
la generadora de la acción, la disparadora del proceso de formulación de un
proyecto, cuyo objetivo es tratar de determinar la viabilidad de la aplicación
de esa idea.
Muchas veces “generar” una idea puede entusiasmarnos y llevarnos a realizar un análisis cargado de optimismo, donde minimicemos todos aquellos factores que podrían incidir negativamente. Esta visión puede que desemboque en el fracaso del emprendimiento, ya que no habremos considerado elementos importantes que probablemente nos conduzcan a cometer errores muy graves y a omitir acciones imprescindibles para alcanzar el éxito buscado. Evidentemente este no es el camino.
También puede ocurrir que frente a una idea, que
podría ser buena, veamos sólo los problemas y los riesgos con que deberemos
enfrentarnos, y entonces guardemos nuestra idea en el cajón del olvido. Este
camino tampoco nos llevará a ninguna parte.
Está claro que ambos extremos son desacertados.
¿ENTONCES COMO DEBERIAMOS DE ACTUAR?
Lo conveniente es comenzar reconociendo qué
es lo que pretendemos a partir de nuestra idea. Trataremos entonces de
construir un proceso que nos permita analizar nuestra idea con cierta
coherencia y transformarla en un emprendimiento que conlleve la menor cantidad
de riesgos de fracaso posible. Siempre tendremos un margen de probabilidades de
no alcanzar el éxito esperado, pero ese éxito estará más cerca cuanto menor sea
el porcentaje de desaciertos y errores que podamos cometer y mayor sea el
conocimiento que tengamos de nuestra actividad.
¿CÓMO SURGE TODO EMPRENDIMIENTO?
Todo emprendimiento surge en torno a una idea, con una
visión más o menos difusa, que aparece como consecuencia de la identificación
de una oportunidad de negocio o de un “nicho de mercado”.
A partir de una idea se deben transitar dos
caminos. Por un lado, debemos trabajar en el desarrollo del proyecto,
establecer claramente cuáles son los objetivos, y cómo vamos a lograrlos.
Por otro lado, tenemos que definir quién o quiénes van a llevar a cabo el
emprendimiento.
Cuando quienes van a llevar a cabo el emprendimiento
son dos o más personas, estaremos hablando de una sociedad o grupo. Entonces,
se debe realizar un exhaustivo análisis sobre las distintas formas asociativas,
a fines de conocer con detalle las características de cada una, para
poder optar luego por la que más se adecue a nuestros propósitos.
Es normal que al enfrentarnos al desafío de iniciar un
emprendimiento nos asalten dudas y vacilaciones, que nos hagamos preguntas y
que por sobre todo nos preguntemos:
¿PUEDO YO SER UN EMPRENDEDOR?
Este es un factor determinante en el éxito de
cualquier emprendimiento. En esto influirá la autoestima, es decir, la
confianza en sí mismo para enfrentar el lógico temor ante lo desconocido.
Si bien este factor se relaciona con una cuestión
personal, existen algunos conceptos que pueden ayudarnos a autoevaluar nuestras
capacidades y tomar así la decisión adecuada.
Algunas de estas características emprendedoras son: tener capacidad para fijar objetivos que sean alcanzables, mucha perseverancia, confianza en sí mismo, un profundo conocimiento del negocio que se va a iniciar, capacidad para enfrentarse a los obstáculos y problemas que se presenten y resolverlos, tolerancia ante la incertidumbre, no dejarse abrumar cuando el camino no es claro, tener capacidad para planificar las actividades, tomar decisiones, saber escuchar, tener predisposición para trabajar en equipo, integrarse con los demás miembros del emprendimiento y asociarse a otros emprendedores para vencer obstáculos y alcanzar la competitividad, ya que muchas veces solos no podremos.
En
muchas personas estas características surgen con mayor facilidad que en otras,
sin embargo todos debemos trabajar sobre cada una de ellas capacitándonos y
ejercitándolas diariamente. No importa que cometamos errores, de ellos también
aprenderemos, lo importante es vencer la inmovilidad que muchas veces no
permite que estas características se manifiesten.
Organizando
nuestras ideas:
Al
dar los primeros pasos en la formulación de un proyecto, es bueno hacerse una serie
de preguntas que al responderlas nos ayudarán a armar el “esqueleto” del
proyecto y a ordenar nuestra actividad futura.
PREGUNTAS QUE ME TENGO QUE REALIZAR:
1.
QUÉ |
se
quiere modificar |
Diagnóstico |
2.
POR QUÉ |
se
quiere hacer |
Fundamentación |
3.
PARA QUÉ |
se
quiere hacer |
Objetivos |
4.
CUÁNTO |
se
quiere hacer |
Metas |
5.
CÓMO |
se
va a hacer |
Descripción
del proyecto |
6.
CUÁNDO |
se
va a hacer |
Cronograma
de actividades |
7.
QUIÉNES |
lo
van a hacer |
Beneficiarios |
8.
DÓNDE |
se
quiere hacer |
Localización
física del proyecto |
9.
CON QUÉ |
se
va a hacer |
Presupuesto |
10.
PARA QUIÉN |
se
va a hacer |
Mercado |
Frente
a cualquier actividad que tengamos que realizar, las respuestas a estas
cuestiones, proporcionan las condiciones mínimas para definir antes de
realizarlas, una serie de decisiones que permitan introducir organización,
racionalidad, compatibilidad y coherencia a la
acción.
El
área de la actividad a la que estamos ingresando –la actividad económica o
productiva- requiere organizar recursos, como el dinero, que son escasos. Esto
nos obliga a organizar bien su uso para no perderlo, a usarlo bien para lograr
nuestro propósito. Para eso tenemos que tener un plan.
Un plan es
un documento preparado que esboza la naturaleza del emprendimiento, los
objetivos del/los emprendedores/es y las acciones que se requieren para
alcanzar dichos objetivos. Un plan es análogo a un mapa de rutas, debe ser
capaz de guiar al emprendedor a través de un laberinto de decisiones de
negocios y alternativas que evitarán rutas equivocadas y callejones sin salida.
Esto
requiere que la persona que lo esté haciendo piense detenidamente acerca del
negocio, se prepare explícitamente y se enfrente a asuntos críticos que
pudieran, de otra manera, ser propuestos o ignorados.
También
ayudará al/los emprendedor/es a comunicarse con otros expresando claramente la
visión del emprendimiento y las expectativas. El hecho de contar con un plan
escrito, permite realizar consultas permanentes midiendo el avance hacia el
logro de los objetivos planteados y tomar, en caso que sea necesario, las
medidas correctivas adecuadas.
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